miércoles, 17 de noviembre de 2010

Nuevas y grandes tareas para el movimiento estudiantil

El asesinato de Mariano Ferreyra, a manos de la patota de la Unión Ferroviaria de Pedraza, puso en jaque uno de los principales sostenes del gobierno K como es la burocracia sindical, y a su vez mostró el más hondo repudio por parte del movimiento obrero combativo y la juventud que se movilizó por decenas de miles al otro día del asesinato.
Alumno de la Empa hace algunos años, en el último tiempo Mariano estudiaba en el CBC de Avellaneda. Pocas semanas atrás había participado del primer corte del Puente Pueyrredón que hicimos nosotros, defendiendo la educación pública. Murió luchando junto a los trabajadores tercerizados del FFCC Roca, defendiendo los derechos pisoteados de uno de los sectores más explotados de la sociedad, los trabajadores precarizados, los “laburantes de segunda”. Y fue, ante todo y por encima de todo, un militante revolucionario; aquel que pone su propia vida individual al servicio de la mayor causa colectiva: el fin de la explotación y de todas las formas de opresión.
Su muerte nos plantea un deber y una gran tarea. El deber de pelear hasta lograr el juicio y castigo a los responsables materiales e intelectuales de su asesinato. Y la tarea de militar por la construcción de un movimiento estudiantil que una su destino con los trabajadores, en la lucha por construir una sociedad sin explotadores ni explotados.
Una semana después, la muerte de Néstor Kirchner conmocionó al país Inmediatamente, se empezó a utilizar las manifestaciones populares de adhesión que hubo durante su funeral, para apostar a la reelección de Cristina 2011 y buscar un acuerdo con la gran mayoría del “pejotismo”, como lo mostró el acto de Córdoba, con la presidenta junto a los “sojeros” De la Sota y Schiaretti. El gobierno recurre a los sectores que lo apoyan porque lo identifican con conquistas como el matrimonio igualitario o los juicios a algunos genocidas, para dar cobijo en su seno a la desprestigiada cúpula sindical, los intendentes derechistas y los gobernadores “feudales”; una política que está cruzada por numerosas contradicciones, que se harán sentir a la hora de lidiar con los reclamos obreros y populares. Nos hablan del regreso de la “juventud maravillosa”, pero olvidan decir que la juventud ya había dado muestras de su existencia, luchando por la educación pública, contra los planes privatizadores de Macri –como lo hicieron los estudiantes secundarios de la Ciudad de Buenos Aires- y también enfrentando la gestión de los decanos kirchneristas –como lo hicieron los estudiantes de la UBA.
Tras la muerte de Kirchner, Cristina convocó a los jóvenes a construir el proyecto “nacional y popular” K, alegando que con este proyecto se construyó “un país que no los abandonó, no los condenó ni los persiguió”. Pero en el proyecto K conviven Hebe de Bonafini y Moyano, que en los ’70 participaba en las filas de la Juventud Sindical ligada a la Triple A, y hoy dirige a la burocracia que asesinó a Mariano. Es el proyecto del gobierno que más dinero destinó al pago de la deuda externa. El proyecto de las superganancias capitalistas, basadas en la precarización y la tercerización laboral, de los subsidios millonarios a las grandes empresas amigas del gobierno. El mismo proyecto que no movió un dedo por encontrar con vida a Julio López, el que mantiene a 9 mil policías de la dictadura en la Bonaerense. Es el proyecto que a los jóvenes nos abandona a estudiar en condiciones miserables y a trabajar bajo la flexibilización menemista, que no fue modificada ni un ápice, ni siquiera cuando el gobierno tuvo mayoría absoluta en el Congreso. Que nos persigue mediante el procesamiento de miles de luchadores. Y que nos condena a morir, víctimas del gatillo fácil como Luciano Arruga, o de las patotas de la burocracia sindical. El mismo gobierno que se jacta de hablar de la equidad de género, pero permite que sigan muriendo más de 400 mujeres cada año, por las consecuencias del aborto clandestino. Si en 7 años de crecimiento record, el proyecto “nacional y popular” sólo nos ofreció la miseria de lo posible, ¿qué tendrá para ofrecer cuando la crisis económica internacional, que hoy está asolando a países centrales como Estados Unidos, España, Francia, Grecia, golpee en nuestro país?
Contratiempo propone otro proyecto político para la juventud. Queremos construir un movimiento estudiantil que junto a la clase trabajadora y los sectores populares se proponga cambiar de raíz este sistema. Que no mendigue sus derechos sino que los conquiste con lucha y organización. Estamos por una juventud que, a contramano de la herencia de Néstor, levante bien alto las banderas por las cuales luchó Mariano Ferreyra.

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